El Creciente Impacto Energético de los Centros de Datos en Estados Unidos

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En los últimos 25 años, varios hitos tecnológicos han transformado el consumo energético de ordenadores. En los años 90, la demanda energética ligada a los ordenadores y centros de datos creció rápidamente debido a la expansión de Internet y el aumento de servidores. Este aumento fue impulsado por el auge de la web, la mayor cantidad de tráfico de datos y el crecimiento de la infraestructura necesaria para soportar estos avances tecnológicos.

En la década de los 2000, el consumo energético experimentó un fuerte incremento debido a la expansión de la computación en la nube y el auge de los centros de datos. Empresas como Amazon, Google y Microsoft comenzaron a construir infraestructuras masivas para ofrecer servicios en la nube, lo que generó una gran demanda de electricidad. El uso de servidores aumentó significativamente para gestionar el creciente tráfico de datos. Aunque se empezaron a desarrollar soluciones más eficientes, el aumento en la demanda superó las mejoras en eficiencia energética, marcando un período de expansión acelerada en el consumo eléctrico.

En la década de los 2010, el consumo energético se disparó debido a la creciente adopción de dispositivos móviles, el streaming de contenido y la expansión de los servicios en la nube. Con el auge de aplicaciones como Netflix, Facebook y otras plataformas digitales, los centros de datos experimentaron una mayor demanda de procesamiento y almacenamiento de datos. Además, comenzó desarrollo de tecnologías como la inteligencia artificial y el Big Data añadió nuevas cargas energéticas a los servidores, lo que impulsó aún más el consumo eléctrico, a pesar de las mejoras en eficiencia energética.

Desde el año 2020 hasta la actualidad, el consumo energético ha crecido significativamente debido al aumento en el uso de inteligencia artificial (IA), Big Data, y la expansión de las aplicaciones de aprendizaje automático. Estos avances requieren una infraestructura más robusta y servidores especializados, lo que ha incrementado la demanda eléctrica, especialmente en los centros de datos.

Para poner en perspectiva el aumento del consumo energético, en Estados Unidos y según la consultora global McKinsey & Company, los centros de datos en los años 90 consumían alrededor de 1.2 teravatios-hora (TWh) al año. Sin embargo, en la actualidad, el consumo ha aumentado dramáticamente hasta alcanzar aproximadamente 178 TWh anuales. Este crecimiento refleja la expansión de la computación en la nube, el aumento de dispositivos conectados y el uso intensivo de inteligencia artificial y grandes volúmenes de datos.

Producir 178 teravatios-hora (TWh) de electricidad es suficiente para abastecer a aproximadamente 16.6 millones de hogares en EE.UU. durante un año, dado que el hogar promedio consume alrededor de 10,700 kWh anuales. Esto también equivale a la generación anual de cerca de 18 plantas nucleares de tamaño medio o al consumo eléctrico total de un país como Argentina. Este nivel de energía resalta el enorme impacto que los centros de datos actuales tienen en el consumo global de electricidad, impulsado por el crecimiento de la nube y la IA.

Para 2030, se estima que el consumo energético de los centros de datos de Estados Unidos podría alcanzar los 606 teravatios-hora (TWh) impulsado principalmente por el crecimiento de tecnologías como la inteligencia artificial, el Big Data y la expansión de los servicios de computación en la nube. A pesar de los avances en eficiencia energética, la creciente demanda de procesamiento y almacenamiento de datos en centros de alta capacidad seguirá incrementando el consumo de electricidad a niveles sin precedentes.

Este aumento previsto de 606 TWh para 2030 plantea serios retos. El principal desafío es la sostenibilidad energética, ya que el incremento en el consumo podría sobrecargar las redes eléctricas, especialmente en regiones con infraestructuras energéticas limitadas. Además, a pesar de los avances en energías renovables, seguir alimentando centros de datos a este ritmo podría aumentar las emisiones de carbono si no se logra una transición total a fuentes limpias. La necesidad de equilibrar el crecimiento tecnológico con un consumo energético más eficiente será crucial para evitar un impacto ambiental desmesurado.


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