El Olimpo de los Ordenadores: Un Viaje por la Historia y Curiosidades del Top500 y Green500

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En un mundo donde la velocidad de nuestro smartphone o portátil nos parece asombrosa, existen monstruos de la computación que juegan en una liga completamente diferente. Son los superordenadores, gigantes capaces de realizar en un segundo lo que a tu ordenador le llevaría miles de años. Pero, ¿cómo sabemos cuál es el más poderoso? ¿Y es la velocidad lo único que importa?

Bienvenidos a un viaje por la historia de las dos listas más importantes del mundo de la supercomputación: el Top500 y el Green500.

Top500: La Carrera Desenfrenada por la Corona de la Velocidad

¿Qué es?
El Top500 es, literalmente, la lista de los 500 superordenadores más potentes del mundo. Se publica dos veces al año (en junio y noviembre) y se ha convertido en el barómetro definitivo del poderío tecnológico de naciones y corporaciones.

La Historia Comienza en 1993
A principios de los 90, el mercado de los superordenadores era un caos. Cada fabricante usaba sus propias métricas, haciendo imposible una comparación justa. Un grupo de académicos, entre ellos Jack Dongarra (quien más tarde ganaría el Premio Turing, el “Nobel” de la informática), decidió poner orden. Crearon una prueba estándar, el benchmark LINPACK, que mide la capacidad de un sistema para resolver un denso sistema de ecuaciones lineales.

Piénsalo como el examen de matemáticas más difícil y estandarizado del mundo, pero para ordenadores. La puntuación se mide en FLOPS (operaciones de punto flotante por segundo).

Curiosidades del Top500:

  1. El Primer Rey: El primer superordenador en encabezar la lista en junio de 1993 fue el CM-5/1024 del Laboratorio Nacional de Los Álamos (EE. UU.). Su potencia era de 59.7 GigaFLOPS (59.700 millones de operaciones por segundo). Hoy, una buena tarjeta gráfica de consumo supera esa cifra con creces.
  2. La Ley de Moore en Esteroides: El crecimiento ha sido exponencial. En 1997, el ASCI Red fue el primero en romper la barrera del TeraFLOP (1 billón de FLOPS). En 2008, el Roadrunner rompió la del PetaFLOP (1.000 billones de FLOPS). Y en 2022, Frontier se convirtió en el primer sistema Exascale, superando el ExaFLOP (1 trillón de FLOPS). ¡Eso es un millón de billones de operaciones por segundo!
  3. La Guerra Fría Tecnológica: La lista refleja una fascinante rivalidad geopolítica. Durante años, fue un duelo entre EE. UU. y Japón. Luego, China irrumpió con una fuerza arrolladora, dominando la lista durante casi una década con máquinas como el Tianhe-2 y el Sunway TaihuLight. Ahora, EE. UU. ha vuelto a la cima con sus sistemas Exascale.
  4. El Dominio Absoluto de Linux: Aquí va un dato increíble: en la lista más reciente, el 100% de los 500 superordenadores utilizan Linux como sistema operativo. ¿Por qué? Porque es de código abierto, increíblemente estable y se puede personalizar hasta el más mínimo detalle para exprimir cada gota de rendimiento del hardware. Es la mayor victoria del software libre.

Green500: Cuando la Potencia No Es Nada Sin Control (Energético)

A medida que los superordenadores se volvían más rápidos, surgió un problema gigantesco: su consumo de energía. Un superordenador de élite puede consumir la misma electricidad que una pequeña ciudad, generando una cantidad de calor que requiere sistemas de refrigeración industriales.

¿Qué es?
El Green500 nació en 2007 para abordar este problema. En lugar de clasificar los ordenadores por su velocidad bruta, los clasifica por su eficiencia energética. La métrica es simple pero reveladora: FLOPS por vatio. Es decir, ¿cuánta computación obtienes por cada vatio de energía que consumes?

Curiosidades del Green500:

  1. El Más Rápido No Siempre es el Más Verde: A menudo, el número uno del Top500 no es el número uno del Green500. Una máquina más pequeña y especializada puede ser mucho más eficiente que un gigante devorador de energía. Esto cambió la filosofía del diseño: ya no bastaba con ser rápido, había que ser inteligente.
  2. La Revolución de las GPUs: El gran salto en eficiencia se debe, en gran parte, a las GPUs (Unidades de Procesamiento Gráfico). Originalmente diseñadas para videojuegos, las GPUs de empresas como NVIDIA y AMD resultaron ser extraordinariamente buenas y eficientes para los cálculos paralelos masivos que necesitan los superordenadores. Hoy, la mayoría de los sistemas más eficientes son híbridos, combinando CPUs tradicionales con miles de aceleradores GPU.
  3. Refrigeración Innovadora: La búsqueda de la eficiencia ha impulsado avances increíbles en refrigeración. Se ha pasado de enfriar salas enteras con aire acondicionado a sistemas de refrigeración líquida directa al chip, donde el agua (o un fluido especial) circula a través de los procesadores para llevarse el calor de la forma más eficiente posible.

¿Por qué debería importarte todo esto?

Aunque suene lejano, la tecnología desarrollada para estos sistemas acaba llegando a nuestros bolsillos. Las GPUs que entrenan modelos de inteligencia artificial, los sistemas de refrigeración que inspiran centros de datos más ecológicos, o incluso los algoritmos de simulación climática que predicen fenómenos meteorológicos extremos… todo parte muchas veces de lo aprendido en la frontera de la supercomputación.

Además, el Green500 nos recuerda algo clave: el futuro no es solo más rápido, también debe ser más eficiente.

La Sinergia: El Santo Grial de la Supercomputación

Hoy en día, el objetivo final no es solo liderar el Top500 o el Green500, sino estar en la cima de ambas listas. Un sistema como Frontier lo logró en su debut: fue el más rápido y uno de los más eficientes del mundo. Eso demuestra un diseño magistral, donde la velocidad y la sostenibilidad no son objetivos opuestos, sino complementarios.

La próxima vez que escuches sobre el “superordenador más rápido del mundo”, no te quedes solo con la cifra de PetaFLOPS o ExaFLOPS. Busca su ranking en el Green500. Ahí es donde reside la verdadera innovación, en la capacidad de alcanzar un poder de cálculo inimaginable sin que nos cueste el planeta. La carrera de los titanes continúa, pero ahora es más inteligente, más verde y más fascinante que nunca.


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