Google Stadia: El fiasco del gaming en el cloud

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En 2019, Google Stadia irrumpió en mundo gaming con promesas audaces y grandes ambiciones. Presentada como el “Netflix de los videojuegos”, Stadia era una plataforma basada en la nube que permitía a los jugadores transmitir juegos de alta calidad directamente a sus dispositivos, sin necesidad de consolas o PC de gama alta. Los usuarios podían ejecutar bajo demanda videojuegos que corrían y se renderizaban sobre la plataforma de Google Cloud, mientras que la salida del vídeo era transmitida al dispositivo desde donde el jugador controlaba el juego de manera remota. Google prometía un juego fluido y sin retrasos, resolución 4K a 60 fotogramas por segundo y la posibilidad de jugar a títulos AAA en cualquier dispositivo, desde un televisor a un smartphone. Era una visión de la utopía del juego: accesible, asequible y libre de limitaciones de hardware.

Nada más lejos que la realidad: cuando Stadia se lanzó en noviembre de 2019 la plataforma estaba plagada de problemas. Aunque la tecnología en sí era impresionante (transmitir juegos con una latencia mínima no era poca cosa), los usuarios sentían que se trataba de un experimento a medio terminar.

El accidentado lanzamiento de Stadia

Coste: La primera decepción resultó ser el alto precio del servicio. Aunque registrarse en Stadia era gratuito, los usuarios debian comprar a precio completo una copia digital de los videojuegos, que sólo podían ser ejecutados dentro de la plataforma de Stadia. Sin embargo, si querías ejecutar juegos a la máxima resolución y cuadros por segundo, los usuarios debían suscribirse a planes “premium” menusales, lo que encarecía todavía más el uso del servicio.
Bajo rendimiento y calidad: Los usuarios se encontraron que había una considerable latencia entre el input de los controles y el renderizado del juego, conocido en el mundillo como el input lag. Esta latencia era todavía mas notable en los juegos del plan “premium” con resoluciones altas, que hicieron enfurecer a los usuarios que pagaban extra para acabar teniendo una peor experiencia. Y mucho peor, la calidad del streaming y la latencia empeoraban cuando la conexión a internet no era óptima.
Limitaciones: Aunque Google prometió que se podría acceder a Stadia desde cualquier dispositivo, esto no fue la realidad cuando se lanzó el servicio. Primero, para smartphones, solo se podían usar teléfonos Google Pixel. Segundo, en Google Chrome, solo se podian ejecutar juegos a 1080p, aunque pagaras por el servicio “premium” para jugar a 4k. Tercero, en Google Chromecast, solo se puede utilizar el mando de Stadia, que debe ser comprado por separado.
Biblioteca limitada: Stadia fue lanzada con solo 22 juegos en su biblioteca. Aunque más adelante se añadieron más juegos a la biblioteca, hasta llegar a más de un centenar, a Google le costaba incentivar a las desarrolladoras de videojuegos adaptar e incorporar sus títulos a la plataforma.

La muerte de Stadia

El marketing de Google había puesto las expectativas por las nubes, pero Stadia no cumplió su promesa principal: una experiencia de juego revolucionaria. En septiembre de 2022, Google anunció el cierre total de Stadia y el reembolso de todas las compras de juegos y mandos.

¿Qué falló? El fracaso de Stadia no se debió solo a defectos técnicos, sino a una lección para entender a la comunidad de jugadores. Los jugadores valoran la propiedad, la capacidad de elección y un ecosistema sólido, algo que Stadia no ofrecía plenamente. Google también subestimó las dificultades para generar confianza y lealtad en un sector dominado por empresas consolidadas con décadas de experiencia como Sony, Microsoft y Nintendo.

A pesar de la desaparición de Stadia, la perspectiva de los juegos en la nube sigue siendo prometedora. Servicios como Xbox Cloud Gaming y NVIDIA GeForce NOW han demostrado que el streaming puede funcionar cuando se integra en un ecosistema de juego más amplio. El sueño de jugar en cualquier lugar y con cualquier dispositivo sigue vivo, sólo hace falta el enfoque adecuado. Puede que Stadia haya tropezado, pero su legado nos recuerda que la innovación por sí sola no basta. Para triunfar en el mundo de los videojuegos, hay que escuchar a los jugadores, cumplir las promesas y construir una plataforma que les dé prioridad. El futuro del juego en la nube es brillante, pero hará falta algo más que tecnología para ganarse el corazón de los jugadores de todo el mundo.


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